octubre 11, 2006

Visitantes de lejanas latitudes

Por E. J.

Ahora tenemos visitas de un planeta tan lejano como extraño; se hacen llamar APPO y dicen venir de un lugar llamado Oaxaca donde hay un ser que está como regidor y gobernador del lugar, pero no manda; donde hay cumbres altas y misteriosas, playas paradisiacas, gente de antiguos linajes que aún viven, pero son pobres; donde, alegan, no existe la democracia y vienen no sé si para que les prestemos una poca o para darnos una cachetada con guante blanco y hacernos ver que en el fondo sí la hay pues ellos gobiernan.

A los que vivimos en la Ciudad de México y su área conurbada nos da de pronto por pensar: ¿por qué nosotros? todas las marchas terminan aquí, todas las quejas vienen a para a nuestros oídos, somos el ojo del huracán, aquellos problemas que no tenemos vienen a nosotros; pero también podríamos alegrarnos de que esto suceda así porque las realidades de otros vienen a aparecer frente a nuestros ojos, somos una ciudad que no duerme, que mira hacia todos los puntos del horizonte al mismo tiempo.

No sé cuanto tiempo estarán de visita estos amigos nuestros y sus gritos de libertad y su sed de justicia, pero habrá que tratarlos amablemente, aprender de ellos, aprender con ellos, y quejarnos, sí, si vienen a nuestra casa a causar solo problemas, pero no a echarlos por prejuicios y preconcepciones, después de todo, como dicen, lo que fue un intruso y causa de irritación en una ostra luego se ha convertido en perla. Hay que ver cuantas perlas nos han traído estos amigos como ofrenda y compensación por sus días de estancia en nuestra gran Mexico-Tenochtitlan, que aún luego de caer, sigue siendo el punto central de nuestra región, para bien y para mal.

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